Bastian Sick, un famoso periodista alemán a quien le hicieron la pregunta en una entrevista: "Puede usted mencionar diez buenas razones para aprender alemán?" contesto asustado: “¿Diez de un golpe?", “¿por qué tantas? Me alegraría de que se me ocurrieran sólo tres”. Al fin y al cabo la poblacion germanohablante viven en Alemania, Austria, Suiza y regiones limítrofes y representan una comunidad superior a 100 millones de personas cuya lengua materna es el alemán. El alemán es en Europa el idioma con el mayor número de hablantes maternos, antes del inglés y el francés. Fuera de Europa, la realidad es algo diferente: en la lista de los idiomas del mundo, el alemán figura muy por detrás del inglés, el chino y el hindi, pero, no obstante, entre los primeros doce, claramente antes del japonés, el coreano y el finés, perdón, se quizo decir: finish, osea el final de la lista!

 

Cuando los alumnos en otros países, por ejemplo en España o Francia, deben de­cidirse entre alemán u otra lengua, a menudo eligen la otra lengua. El alemán no es justamente el idioma más popular. Y cuando se pregunta por qué, se recibe a menudo la respuesta de que el alemán no es fácil. Demasiados casos, demasiados géneros, demasiadas reglas, demasiadas excepciones y eso asusta! Pero en realidad justamente ello debería ser una razón para aprender alemán.

 

Parafraseando a Bastian Sick: "¿A quién le interesa algo sencillo? Lo fácil lo sabe todo el mundo. ¡Quien domina el alemán, sabe algo especial!" Algo que no todos saben. Ni siquiera todos los alemanes."

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El inglés es el Volkswagen entre los idiomas; el alemán, el Rolls Royce!